Su nombre lo dice. Es el centro de la ciudad y por eso concentra varios comercios y puntos turísticos en unas pocas cuadras.
Al recorrer las calles a diario, puede pasarse por alto reliquias de la arquitectura y la gastronomía. Por ejemplo, el Palacio Salvo. El edificio hermano del Palacio Barolo en Buenos Aires abrió sus puertas en 1928 y fue hasta 1935 el edificio mas alto de Sudamérica con 105 metros de altura.
En materia gastronómica, un icono del centro es el Bar Facal. En el cruce del eje principal y la calle Yí se reconoce la enorme fuente llena de candados, cada uno con su historia. A la hora del té es imposible negarse a los exclusivos waffles belgas, o para los paladares más tradicionales, los auténticos churros rellenos de chocolate. Aunque el contundente sandwich caliente sigue siendo el plato más popular, preparado con dos tipos de quesos y abundante manteca. Para no olvidar.
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